El galgo es una de las razas de perros más maltratadas en nuestro país. El Partido Animalista PACMA ha evocado el informe que desarrolló y que fue publicado en 2021 por motivo de la celebración del Día Mundial del Galgo. En este documento, elaborado en colaboración con 98 entidades de protección animal españolas, las cifras son alarmantes: un total de 8.588 perros de razas utilizadas para la caza habían sido abandonados durante el 2019. De estos animales, 5.588 eran galgos y los 3.000 restantes, de otras razas destinadas a la caza.
10,4% del total de los animales abandonados en Epaña son galgos.
Según otras organizaciones homónimas a Galgos en Familia, la cifra real sería mucho mayor de los 15 que se calcula oficialmente, ascendiendo a un total aproximado de 60.000 galgos abandonados en España al año.
El galgo, una raza con un alto instinto y habilidad para la caza por su agudeza visual y su gran rapidez en la carrera. es utilizado como arma en la práctica de la caza de liebres, una actividad cinegética ya abolida en muchos países europeos pero que sigue vigente en España.
Los galgos se utilizan por parejas, aunque cada galguero puede llegar a poseer de 15 a 20 galgos en sus rehalas, que se liberan cuando salta la liebre para que le den alcance. El galgo perdedor en dicha carrera o el que corre “sucio”, es decir, el que no sigue el mismo recorrido que la liebre, si no que ataja su camino, es desechado hasta encontrar un galgo ganador o buen cazador. A veces, no sólo se trata de abandonos, también son castigados , golpeados, magullados y heridos por no hacer lo que de ellos se espera, antes de dejarlos a su suerte en calles, carreteras y campos de nuestro país.
Pero, por muy buen cazador que sea un galgo, también tiene sus límites. Sus años de mayor utilidad terminan cuando su velocidad mengua, siendo dechados aún jóvenes, a menos que se les reserve para la cría.
La palabra crueldad describe también su entrenamiento: atados a vehículos motorizados y corriendo durante horas sin parar. Si un galgo tropieza y se cae, si un galgo se hiere en el entrenamiento, el vehículo continuará avanzando, arrastrando al galgo caído sin ningún atisbo de caridad hacia él.
De todas esas rehalas de 20 galgos, pueden quizá servir uno o dos… ¿que les espera a todos aquellos que no sirven? El maltrato, la tortura, el abandono y el sacrificio, de las maneras más viles y crueles que nadie pueda imaginar, destinados a pasar sus últimos días en una perrera hasta que son sacrificados o hasta que mueren debilitados por cualquier enfermedad pues, normalmente, no han sido vacunados ni identificados mientras permanecían bajo el yugo de los galgueros.
Para dar respuesta a esta alarmante situación, nace un movimiento social formado por asociaciones dedicadas a la rehabilitación y puesta en adopción de esta bella raza de perros, difundiendo el maravilloso carácter del galgo y su inigualable calidad como animal de compañía, y concienciando contra las prácticas de maltrato y abandono.